Elementos para un buen discurso:
Winston Churchill describió cinco elementos que debían utilizarse para preparar un buen discurso,
al que podemos agregar un sexto. Veamos en rápida síntesis, cada uno de ellos:
1. Estilo. Para él «no hay elemento más importante en la técnica de la retórica que el uso
permanente de la mejor palabra posible». Por ello, es esencial disponer de un vocabulario
variado y amplio.
2. Ritmo. Este se basa en el «equilibrio particular» entre las frases, el cual da como resultado
una cadencia más cercana al verso blanco, composición cuyos versos no riman entre
sí, que a la prosa.
3. Argumentos. Churchill acumulaba argumentos, refiriéndose a hechos que sustentaban
una conclusión lógica. Tenía la convicción que escribir era comparable a la tarea de construir
edificios: «Hay que sentar las bases y juntar datos; las premisas deben soportar el
peso de las conclusiones».
4. Analogías. Consideraba a las analogías como una de las armas más formidables de
un retórico», Ejemplo: «La muerte y la congoja serán nuestros compañeros de viaje; las
penurias, nuestras vestimentas; la perseverancia y el valor, nuestro único escudo. Nuestras
cualidades y nuestros actos deben arder y brillar en la penumbra de Europa hasta
que se conviertan en la verdadera luz de su salvación».
5. Extravagancia. Churchill sostiene que los comunicadores necesitan un toque de «extravagancia
». Por eso, su vocabulario y forma de armar las frases era particular y llamativo.
La sexta característica necesaria es el vínculo afectivo entre el orador y el auditorio.
La audiencia y el disertante deben involucrarse emocionalmente. Para que los oyentes
lloren es necesario que el disertante sienta el dolor; para despertar la indignación, hay que
transmitir la ira.
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